Ciencia y Sociedad: El Contrato Social (Parte 1 de 2) | Escuela de Fisica

Ciencia y Sociedad: El Contrato Social (Parte 1 de 2)

Ciencia y Sociedad: El Contrato Social
Ir a PARTE II


PARTE I

CONTRATO SOCIAL: ESTADOS UNIDOS

Antes de la II Guerra Mundial, era muy poco el financiamiento que recibían las universidades por parte del estado para hacer investigación, de hecho esto no era bien visto en la sociedad, y cuando ello ocurría era considerado como algo radical, las universidades investigaban con recursos propios, con financiamiento privado de la industria o fundaciones privadas, o incluso con fondos de los bolsillos de los propios investigadores. Para mayores detalles recomendamos leer: Entrepreneurship in the United States, 1865-1920, y Research Universities: Core of the US science and technology system.

Por ejemplo, en el período, 1920-1945, el físico, Robert Goddard, profesor en Clark University, desarrolló un programa de investigación en combustibles líquidos para cohetes, llegando a montar un laboratorio de pruebas en el desierto en Nuevo México. La mayor parte del financiamiento inicial vino de su propio bolsillo, con pequeñas ayudas de algunas entidades privadas como el Instituto Smithsoniano y la Institución Carnegie y, más tarde, con un apoyo mayor (de cien mil dólares) de la fundación Guggenheim, ni siquiera el Departamento de Defensa de los Estados Unidos se interesó en financiar sus investigaciones, a pesar de la obvia aplicación militar de los estudios del profesor Goddard. La II Guerra Mundial cambiaría esta actitud en el estado y en la sociedad estadounidense.

Terminada la II Guerra Mundial, y vistas las ventajas que obtuvieron los aliados mediante la aplicación de la ciencia para el desarrollo de tecnologías defensivas (radar), operacionales (investigación de operaciones), y ofensivas (bomba atómica), y reconociendo los éxitos médicos de un descubrimiento como la penicilina, quedo refrendado un contrato social tácito entre la ciencia y la sociedad, el cual reconocía las bondades generales de la inversión en ciencia. Pero, esto no era suficiente, se necesitaba de un buen argumento, o un modelo, que le permitiera a los políticos financiar las investigaciones en ciencia fundamental sin tener remordimientos de conciencia por autorizar el uso de dinero público para financiar los estudios en ciencias puras, que se hacían solo por curiosidad y deseos de los investigadores por entender la naturaleza y el mundo, y que estaban desconectados de las necesidades de la sociedad.

¿El modelo lineal de Vannevar Bush?

Las ideas para la justificar el financiamiento de las ciencias básicas por el estado vinieron de las mentes de personas como, Vannevar Bush (Science-The Endless Frontier), y John Steelman (Science and Public Policy: A Program for the Nation) quienes sentaron las bases para un nuevo contrato en donde, entre otros aspectos, proponen la creación de la National Science Foundation (NSF) y consagran la idea de que existe una relación lineal entre la investigación básica y los beneficios sociales que recibe la sociedad de la inversión en la investigación científica básica. Es costumbre en la literatura de los Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación atribuirle este modelo lineal a Vannevar Bush. Aunque muy criticado, este modelo aún sigue vigente en muchas partes. Ver, Long Live the Linear Model.

El modelo lineal de difusión de la innovación, y de los beneficios sociales de la ciencia básica, dice que existe una relación lineal entre la investigación básica y los beneficios que sigue la siguiente relación:

Investigación Básica-> Reservorio Resultados de Investigación Básica->Investigación Aplicada -> Desarrollo -> Productos (Difusión en Sociedad y Mercados).

Como dijimos anteriormente, la creación de este modelo es normalmente acreditada a Vannevar Bush, y ha sido la justificación principal empleada por el gobierno de los Estados Unidos para financiar la actividad científica fundamental o básica. El contrato básicamente dice que la sociedad, a través del gobierno, financia a la ciencia, dándole autonomía para decidir en que proyectos invertir, y como evaluar la calidad de los resultados, porque los avances en la ciencia inevitablemente se traducen en beneficios para la sociedad.

En referencia a los beneficios del modelo propuesto, Vannevar Bush, lo expresa de la siguiente forma: ''Statistically it is certain that important and highly useful discoveries will result from some fraction of the [basic research] undertaken; but the results of any particular investigation cannot be predicted with accuracy." (Desde un punto de vista estadístico es cierto que descubrimientos importantes y útiles resultarán de los proyectos de investigación realizados pero, los resultados de un proyecto en particular, no pueden ser predichos con precisión.)

Sin embargo, B. Godin ha realizado un interesante estudio histórico en donde muestra que el modelo, tal y como se presenta hoy día —i.e. como lo hemos presentado aquí—, es un modelo que se desarrolló en tres etapas y con la participación de muchos otros actores (industrialistas, científicos, consultores, escuelas de negocios y economistas), ver The Linear Model of Innovation: The Historical Construction of an Analytical Framework, B. Godin, 2005.

Hagamos un rápido recuento: la sociedad norteamericana viene de un período en donde el estado casi no financia a la actividad científica, pasa por una guerra en donde la ciencia es financiada por el estado para ser aplicada a las artes militares y las tecnologías de la guerra, cosa que fue hecha con mucho éxito, y ahora en relativa paz, pero en competencia con el bloque soviético, los científicos tienen que buscar una forma de justificar que el estado continúe financiando formalmente a la investigación científica en época de relativa paz.

El documento de Vannevar Bush inteligentemente cambia el lenguaje para referirse a las investigaciones fundamentales, desecha el término "pure research" usado anteriormente y lo substituye por "basic research", porque el término "pure research (investigación pura)" no estaba asociado a beneficio alguno, pero la investigación básica, vía conexión con el Reservorio de Resultados, sí está ahora asociada a potenciales beneficios. Este modelo marco de política científica implícitamente excluye a las preocupaciones y las necesidades de la sociedad como condicionantes de las prioridades y de las variedades o clases de investigación básica que financia el estado. Básicamente propone que toda investigación básica, en principio, es buena, ya que a mayor financiamiento de la ciencia, se generan mayores conocimientos fundamentales que va a parar al reservorio, de donde son eventualmente extraídos para generar mayores posibilidades de futuros beneficios. Aunque, el modelo concede que estos beneficios no son a priori cuantificables.

Un modelo con contradicciones.

Bajo este modelo de difusión de los beneficios de la ciencia -válido o no-, la investigación básica en los Estados Unidos ha sido financiada por varias décadas. Pero, vamos a estar claros, este modelo es una caricatura de cómo en realidad se va de la ciencia básica a la sociedad y los productos, esto es a los beneficios. En primer lugar, la vía no es unidireccional (ejemplo, la termodinámica le debe más a la máquina de vapor, que lo que la máquina de vapor le debe a la termodinámica), y, en segundo lugar, la dinámica de la interacción no es lineal sino mucho más compleja, pero en todo caso, en los Estados Unidos, este modelo lineal ha servido como la justificación para el apoyo del estado a la ciencia.

Notemos además que, bajo el modelo de sociedad democrática norteamericana, este modelo trae consigo una contradicción, la cual es que todo el gasto público, incluyendo a la inversión en la ciencia, está sujeto a control político, a normas de transparencia en el gasto y contraloría social, normas que incluyen mecanismos para decidir el uso efectivo de los recursos públicos que implica saber que proyecto conviene financiar en razón de los beneficios que estos traen a la sociedad, y las metodologías de jerarquización de proyectos en función de la relación costo de inversión versus beneficios.

La conexión con los beneficios en el modelo era débil, pero mientras existían abundantes recursos económicos y los Estados Unidos competían con la Unión Soviética por la supremacía global (programa espacial, guerra fría), este modelo le sirvió a los políticos en el Congreso para justificar sus decisiones de financiar proyectos de investigaciones en ciencia básica. Terminada la guerra fría, y con los vaivenes económicos globales, los recursos económicos para la ciencia, o bien se estancaron o disminuyeron, y al no haber, suficiente dinero para financiar toda la ciencia que los científicos quieren hacer, la sociedad norteamericana comienza a exigirle a sus políticos y científicos, mayor transparencia en el uso de los recursos del estado y pide mejores beneficios de la investigación científica. El contrato social entra en crisis, entre otras cosas, porque desde su concepción este contrato, según David Guston y Kenneth Keniston, negaba la tensión existente entre ciencia y democracia.

Por otra aparte, los problemas globales (económicos, cambio climático, energéticos, salud—piensen en las epidemias globales como SARS etc.) exigen que la comunidad científica ponga mayor atención a estos temas. La sociedad civil norteamericana quiere ahora participar e influir en las decisiones sobre el tipo de ciencia que debe financiar el estado, lo que definitivamente implica una cierta pérdida de autonomía por parte la comunidad científica.

A grandes rasgos, este es el origen del conflicto.

Algunas referencias.

La crisis del contrato, y algunas alternativas de solución, son explicadas en los siguientes artículos y libros, documentos que en aras de completitud citamos:

Entering the Century of the Environment:A New Social Contract for Science, J. Lubchenco, Science, 279,23 Jan 98.
Beyond Basic and Applied, R.Pielke Jr., R. Byerley Jr., Physics Today, February 1998.
Science and Government, John Marburger III, Physics Today, June 2006.
A Vision of Jeffersonian Science, Gerald Holton, Issues in Science and Technology, Fall 1999.
The False Dichotomy: Scientific Creativity and Utility, Lewis Branscomb, Issues in Science and Technology, Fall 1999.
Retiring the Social Contract for Science, David Guston, Issues in Science and Technology, Summer 2000.
Pasteur's Quadrant: Basic Science and Technological Innovation, Daniel Stokes, 1997
Science and the Entrepreneurial University, R. Atkinson, P. Pelfrey, Issues in Science and Technology, Summer 2010.

Una visión crítica de este tema, desde un punto de vista diferente (europeo), es muy necesaria, por ello incluimos esta referencia: The New Social Contract Between Governments, Universities aand Society: Has the Old One Failed?, Blanka Vavakova, Minerva 36:209-228, 1998.

¿Un nuevo contrato social?

Quien escribe no tiene conocimiento sobre la existencia de un nuevo contrato social de la ciencia con la sociedad en los Estados Unidos análogo al modelo establecido por el trabajo de Vannevar Bush (o evolucionado en etapas como propone Godin). El modelo lineal se sigue utilizando en el siglo XXI y, al parecer, la controversia continúa en la segunda década del siglo XXI con otros matices: hoy día, los Estados Unidos están perdiendo su dominio mundial en la producción científica, y requieren ahora crear un nuevo modelo que contemple una mayor participación de los Estados Unidos en redes científicas internacionales. Esto también resulta ser una necesidad dada la complejidad de los problemas globales como el cambio climático, o los costos de algunos proyectos como, por ejemplo, ITER, y el Large Hadron Collider. Ver, por ejemplo, The Shifting Landscape of Science, Caroline Wagner, Issues in Science and Technology, Fall 2011, de donde extraemos el siguiente párrafo:

    Citations to U.S. science, in the aggregate, have been flat over the past 30 years, whereas citations of research papers from the rest of the world have been rising steadily. Although the relative decline in U.S. scientific prowess is perceived by many to be unalloyed bad news, the spectacular rise in scientific capacity around the world should be viewed as an opportunity. If the nation is willing to shift to a strategy of tapping global knowledge and integrating it into critical local know-how, it can continue to be a world research leader. Science is no longer a national race to the top of the heap; it is a collaborative venture into knowledge creation and diffusion.
              ________________________________________
              ________________________________________

La Escuela de Física, UCV, debe incorporase a la internacionalización de la ciencia.

Adelantándome al tema del contrato social de la ciencia en Venezuela, hago un breve comentario relacionado con el artículo de Caroline Wagner y la situación de falta de recursos económicos de la Escuela de Física para la investigación. Si el gobierno venezolano y la sociedad venezolana no quieren financiar proyectos científicos de la Escuela de Física (un proyecto de investigación básica orientada en el 2011- #2.004, primera entrega, http://t.co/8PEcBIl - claramente no es suficiente) debemos aprovechar todas las oportunidades de participar en proyectos internacionales.

La necesidad de internacionalizar la ciencia por parte de los establecimientos de investigación científica norteamericanos y la motivación para participar en redes internacionales, las explica Caroline Wagner en su artículo. Estos deseos se observan claramente en iniciativas como: Bi-National Sustainability Laboratory, entre Estados Unidos y México, proyecto el cual tiene también sus matices relacionados con intereses binacionales, pero hay otras iniciativas en donde también se observa esta necesidad como son el Consortium of the Americas for Interdisciplinary Science, el Pan-American Advanced Studies Institutes Program (PASI), y, por ejemplo, el programa, Partnership for International Research and Education (PIRE) del cual solo citamos el caso de China, en Electron Chemistry and Catalysis at Interfaces. El sitio web PIRE de la NSF lo explica asi:

    "International partnerships are essential to addressing critical science and engineering problems. In the global context, U.S. researchers and educators must be able to operate effectively in teams with partners from different nations and cultural backgrounds. PIRE promotes excellence in science and engineering through international collaboration and facilitates development of a diverse, globally-engaged, U.S. science and engineering workforce."

Y, también, en el financiamiento de proyectos a instituciones extranjeras del National Institute of Health:

    "In general, foreign institutions and international organizations, including public or private non-profit or for-profit organizations, are eligible to apply for research project grants."

Demás está decir que los físicos que hacen vida profesional en la Escuela de Física, UCV, deben explorar todas las posibilidades de insertarse en estos programas, y de muchos otros que con seguridad existen y no sabemos—posibilidades de hacerlo hay, pero nadie dice que llevarlo acabo exitosamente será fácil.Eso sí, se necesitan de líderes que quieran dirigir un proceso de internacionalización de la Escuela de Física.

Internacionalizarse para sobrevivir, haciendo buena ciencia, o languidecer en pena, ese es el dilema.

              ________________________________________
              ________________________________________

VENEZUELA Y EL CONTRATO SOCIAL

La ciencia en Venezuela es de implantación muy tardía, iniciada realmente en los años cincuenta, con su implantación en la estructura universitaria por los esfuerzos de decenas venezolanos, muchos de ellos reunidos en la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (ASOVAC), otros fuera de ella, como Humberto Fernandez Morán (fundador del Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales-IVNIC-hoy, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas-IVIC- desde 1959). Nos estamos referiendo a personas como Francisco de Venanzi, Marcel Roche, Tobías Lasser, y del, físico argentino-venezolano, Manuel Bemporad entre muchos otros.

Un dato interesante de confluencia de sinergias entre el mundo de las matemáticas y las ciencias con el mundo empresarial surge a principios de los años 50s, cuando la industria petrolera extranjera trae las TICs más avanzadas posibles de la época y el sector bancario también lo hace, y demandan profesionales de la ciencia de computación que en ese momento no se producían en el país, luego, con la participación de la Facultad de Ciencias, se comienzan a generar estos profesionales. Los efectos emergentes de esta interacción son de largo plazo, queremos decir, duraderos en el tiempo. En opinión, del matemático y emprendedor, Lorenzo Lara, "una alianza dinámica, propiciada por el mercado, entre la industria petrolera, el sector bancario y la academia venezolana, produce fortalezas en la industria del software y las TICs en Venezuela." Para información sobre el cluster venezolano de software consultar la publicación, Software venezolano de calidad internacional. En estos tiempos, sin embargo, hay matemáticos que se quejan porque las matemáticas puras no son consideradas ni estimadas por los entes financiadores de la ciencia en Venezuela.

En este caso, la labor de la academia mencionada por Lorenzo Lara, tiene un nombre y apellido: el físico, Manuel Bemporad. Bemporad fue sin duda otro líder importante de la organización de la ciencia venezolana, y, en particular, de la fundación de los estudios de computación. Los estudios de computación en Venezuela le deben mucho a la nación Argentina, porque varios de los miembros del Centro de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, personajes importantes como Oscar Varsavsky y Carlos Domingo, emigraron o vinieron a Venezuela por temporadas largas, y crearon la semilla de estos estudios de computación en el Departamento de Cálculo Numérico (1960) en la Escuela de Física y Matemáticas de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Una entidad departamental que evolucionó hasta llegar a convertirse en el Departamento de Computación (1967) de la escuela, que ahora llevaba el nombre de Escuela de Física, Matemáticas y Computación, y, en 1968, desde este departamento se comienza a dictar, por primera vez en el país, una Licenciatura de Computación. Varsavsky y Domingo estaban también interesados en la aplicación de la computación a problemas en economía y sociología, y, luego, ellos fueron instrumentales en la fundación del CENDES, en la UCV, pero eso es ya otra historia que aquí no contaremos.

Terminada la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, ya en democracia, la ciencia comienza a desarrollarse en el país, financiada por el estado, bajo un contrato social muy similar al esquema creado por Vannevar Bush. Yajaira Freites, en La ciencia venezolana en la transición: hacia un nuevo contrato social, lo dice con estas palabras:

    El contrato entre la élite científica y el Estado era que la ciencia era un terreno que era regido por los científicos y sus reglas; el Estado debía financiar la ciencia, y a cambio los investigadores producirían conocimientos, algunas tecnologías. En ese trato, el Estado, o al menos los políticos – que se sucedían de acuerdo a las elecciones- a cargo de su administración, no exigió utilidades, rentabilidad de otra índole; a lo sumo se conformó que los científicos rindieran cuentas de los gastos y presentaran sus logros tal como ellos los conceptualizaban. Quedaba a iniciativa de los científicos ocuparse de orientarse a la resolución de problemas nacionales y cuando ello ocurría, los entes del Estado no estaban dispuestos a considerar estas alternativas; ello sin embargo, no hizo que los científicos no estudiaran los problemas locales, sino que los enfocaran mas en términos del conocimiento y no de la búsqueda de respuestas a problemas.

Ahora bien, no queremos que se piense que antes de 1950 no existía nada de ciencia en Venezuela, después de la muerte del Gómez, entre 1936 y 1950, el país entró en un proceso de modernización que modestamente incluyó a las ciencias con la fundación, en 1939, del Instituto de Medicina Experimental, por el profesor catalán, Augusto Pi Suñer, y el Instituto de Medicina Tropical, en 1947, por los doctores Félix Pifano y Martín Mayer. El impacto de la incipiente ciencia venezolana, por medio de las ciencias médicas, sobre la sociedad venezolana fue muy real y positivo.

Tenemos, el ejemplo de los esfuerzos del Dr. Arnoldo Gabaldón, quien dirigió la División de Malariología en el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, creada por el Dr. Enrique Tejera, y, en más o menos, 15 años acabó con la malaria o paludismo en Venezuela, aumentado la esperanza de vida del venezolano en 16 años, pasando esta de 38 años (1936) a 54 años (1950).

Mucho antes que todos ellos, en el siglo XIX y principios del siglo XX, la ciencia era practicada por pocas individualidades como Luis Daniel Beauperthuy, Santos Dominici, Rafael Rangel, el naturalista alemán venezolano, Adolfo Ernst, y el fundador de los estudios de química en Venezuela, Vicente Marcano. Y, un poco más atrás en el tiempo, en una muestra de curiosidad por conocer los fenómenos eléctricos y de emprendimiento (fabricaba su propios equipos basado en las explicaciones de un libro que leyó) tenemos a un "físico" en los llanos venezolanos haciendo experimentos en electricidad, nos referimos a Carlos del Pozo y Sucre (1743-1813).

Referencias.

Para mayores detalles sobre estas historias y los logros de nuestra ciencia y técnica pueden consultar, La visibilidad de nuestra ciencia y técnica de Jaime Requena, The search for a scientific community in Venezuela from isolation to applied research de Hebe Vessuri y La investigación científica y tecnológica en Venezuela en los últimos cincuenta años de Marcel Roche.

Nuestra crisis del contrato social de las ciencias con la sociedad.

El contrato social de la ciencia con la sociedad establecido en los albores de la democracia entra en crisis a mitad de los años ochenta como una repercusión, sin duda, del funesto viernes negro.

Yajaira Freites, en La ciencia venezolana en la transición: hacia un nuevo contrato social, nos explica las razones de la crisis de los acuerdos tácitos entre la élite científica y el estado:

(a) La crisis del modelo de desarrollo: "Cuando la crisis económica empezara en los ochenta, la elite científica,
se hizo conciente de la necesidad de cambios en la naturaleza de las investigaciones científicas, las cuales deberían estar vinculadas a las actividades económicas; sin embargo, la crisis golpeo a la institución científica al desmejorar las condiciones sociales y posibilidades de trabajo de los científicos, dando lugar a problemas de la misma sobrevivencia de la elite, y a hacer difícil el relevo generacional o el inicio de la fuga de talentos en el grupo.
"

(b) La toma del poder por un nuevo grupo político "orientando a quitarle a la elite científica el papel central en la
gestión del sector.
" Bajo la administración del Presidente Chávez la élite científica es un grupo vulnerable ya que "tiende a ubicarla como enemigo de la participación popular, por restringir el acceso a la comunidad a quienes no tienen formación científica, o aducir los criterios de la meritocracia y la especialidad en el manejo de las instituciones científicas," y,

(c) La alta fuga de talentos que afecta en mayor grado a la comunidad científica venezolana. El profesor Iván de la Vega (USB, CEA, Sección Innovación, Tecnología y Emprendimiento) en un estudio realizado cuantificó esta fuga de talento : La estimación de la emigración de venezolanos al 2010 es de unas 800 mil personas y 20 años atrás era inferior a las 50 mil. Se estima que la comunidad científica venezolana que se encuentra en el exterior es superior a los 12 mil investigadores. Ese dato casi duplica al número de investigadores acreditados [6.038 según el PEI, 2008].

En este punto, resulta conveniente recordar algo que indicábamos en La fragilidad del contrato social entre Ciencia & Sociedad, en donde citábamos a David Guston y Kenneth Keniston diciendo:

    Por otra parte, los gobiernos democráticos deben instituir procesos que generen equidad por medio del igualitarismo y la participación. Estos procesos con frecuencia se desviarán de los fines o de los estándares que los científicos pudieran prescribir. Los intentos de gerenciar la ciencia basados en principios democráticos destruirían a la ciencia.
              ________________________________________

FIN DE LA PRIMERA PARTE
Continuar con:
Ciencia y Sociedad: El Contrato Social (Parte 2 de 2)