Orlando Albornoz: ! Debemos cambiar el sistema escolar para el año 2028 ! | Escuela de Fisica

Orlando Albornoz: ! Debemos cambiar el sistema escolar para el año 2028 !

Copio a continuación 'verbatim' el texto completo de una entrevista al Prof. Orlando Albornoz publicada por la Universidad del Zulia. Orlando Albornoz: "El Gobierno reforzó la idea de graduar gente y no de producir conocimiento". Considero que es nuestro deber trabajar para revertir tan lamentable situación de la educación venezolana. !Nuestro futuro depende de ello!

Y, para los que no conocen al Dr. Orlando Albornoz, les dejo un video de una conferencia y otros enlaces adicionales:

VIDEO CONFERENCIA EN LA
UNIVERSIDAD CECILIO ACOSTA (UNICA)
Sobre Reforma Universitaria

VIDEO 1, VIDEO 2, VIDEO 3, VIDEO 4, VIDEO 5

- Orlando Albornoz es Doctor Honoris Causa, UNICA
- Carta del Dr. Albornoz al ONCTI
- Excellence or Equality at the University: The Latin American Case"

José Alvarez-Cornett
@chegoyo


ENTREVISTA

El académico Orlando Albornoz habla sobre los retos de la educación en crisis. Dice que si queremos transformar la sociedad venezolana, debemos cambiar el sistema escolar para el año 2028.

Johandry A. Hernández

La actitud profética de Orlando Albornoz, una de las mentes venezolanas más lúcidas, le llevó a plantearle una urgencia al país en 1984: sugirió que para llegar al año 2001 sin sobresaltos y enfilados a la prosperidad social, se debían intervenir las mentes de los niños en la edad escolar y transformarles el corazón, hacer cambios drásticos en la educación, revisar su proyecto, que alcance su misión de cultivar la felicidad, el bienestar

2011 es un año que asalta la conciencia desde el miedo: Venezuela es hoy un país presa de la inseguridad, la ausencia de oportunidades, de una profunda crisis moral y política y sin rumbo hacia el tutelaje del Estado. No haber acatado la profecía de Albornoz, como tampoco la historia ha considerado el aporte de Simón Rodríguez, Augusto Mijares, Arturo Uslar Pietri, ha conducido a la sociedad al abismo.

Pero el empeño de Albornoz se convierte casi en una testarudez si no fuera por su sueño de instaurar un cambio real efectivo a partir de la educación. Ya ha proyectado unos nuevos planes para el año 2028. “Si el país necesita cambiar, debemos comenzar desde el sistema escolar para que –en unos 20 años– sea posible tener un país diferente”, asegura. Su esperanza se sostiene, principalmente, en la universidad.

La pregunta ya es redundante pero, ¿qué hacer para mejorar nuestras universidades?
— En este momento, ninguna universidad puede construir por sí sola el aparato académico para los objetivos de desarrollo de una nación. Pero sí se unen, sí. Es posible a través de bases de datos, alianzas, colaboraciones comunes. He trabajado en los últimos años con expertos de la Universidad de Innsbruck, en Austria, y está demostrado que la universidad debe trabajar en la creación de espacios comunes para el conocimiento. Esa es la nueva tendencia. Al hacer un balance, LUZ es hoy la Universidad más importante del país.

El Gobierno exhibe entre sus triunfos la apertura a la universidad y hoy estudian más de dos millones de estudiantes…
— Venezuela abrió el acceso a las universidades y eso se debe aplaudir, porque eliminó el problema del cupo y abrió un mecanismo de participación. Pero el Gobierno provocó un efecto iatrogénico -para usar el lenguaje forense- pues eliminó la competitividad, la calidad. El Gobierno está promoviendo la inhabilidad tal como ocurre con las asociaciones de rectores: por una parte, está la Asociación Venezolana de Rectores (Averu) y la Asociación Bolivariana de Rectores (ARBOL). Esto es un pequeño país con necesidades de desarrollo, que no puede sufrir estas divisiones.

¿Se dejó de preocupar el país por la calidad de su educación?
— Lamento decirte que Venezuela es uno de los países que menos produce libros y revistas en América Latina. Eso no nos gusta, preferimos decir que somos campeones en fútbol o que tenemos la mejor orquesta sinfónica, pero estamos publicando menos libros que siete países en el continente. Venezuela se ubica en el puesto 90, entre 147 países, en la calidad de su educación. Una de las causas en el descenso de la calidad es que los profesores no están leyendo. Los profesores no han entendido que tienen que invertir en la compra de libros. Es insólita la despreocupación, el desinterés. El profesor universitario dejó de desempeñar el papel que debe tener: no es crítico y no está preparado. He demostrado que solo 7% de los profesores en las universidades son titulares. No escriben sus trabajos de ascenso. Otro ejemplo: la expansión matricular de la Unefa, por ejemplo, pasó de 4 mil estudiantes a 300 mil, pero la tasa de aumento del profesor es siete veces menor y está mal preparado.

¿Cómo asumimos, entonces, el tema desvalorizado de la reforma universitaria?
— El gobierno actual ha desvalorizado la cosa académica, pues no ha provisto los fondos necesarios para su funcionamiento. Estamos hablando de un país que ha perdido el 18% de su recurso humanos de más alto nivel en los últimos 10 años. Esa una cifra que se queda corta, todos tenemos amigos que se han ido al exterior, entonces es muy probable que los que entran a dar clase, no son individuos de alta capacitación. La generación de relevo no tiene como operar. Por ejemplo, los médicos integrales comunitarios comenzaron a cobrar Bs. 7800 y el profesor titular cobra Bs. 7300, tras 15 años de trabajo. Son decisiones administrativas de tipo político que no se ajustan a la ideología del progreso, del desarrollo. Venezuela no tiene capacidad de avanzar si no mejora la calidad de su educación.

Pareciera, tristemente, que hoy todo se remite a la discusión del presupuesto y los salarios…
— Las universidades hace una defensa más bien débil frente a la precariedad. Ahora el Gobierno está aplicando una fórmula matemática: entre más estudiantes, más presupuesto, pero no se toma en cuenta el costo del talento. Es un problema de calidad, de competitividad. En Venezuela no ha existido una reforma desde 1827, la hecha por Simón Bolívar, que convirtió la universidad colonial en universidad republicana, pero el estilo desde entonces es la sociedad del entrenamiento. Eso lo reforzó el actual gobierno. Todo se centra en la credencial, en graduar gente y no producir conocimiento. Venezuela no logró crear la universidad de investigación, sino la universidad del entrenamiento. Tenemos que romper la rutina burocrática y eliminar los privilegios groseros de los profesores.

El profesor Jaime Requena denunciaba que en los últimos años ha descendido la cantidad de producción científica en el país. ¿Qué opina?
—La ciencia nuestra es mala, pero costosa. Un paper puede costar 200 mil dólares. Ese cálculo se obtiene al dividir el ingreso a la investigación entre los mil artículos que se publican en un año. Nosotros producimos poco, pero a un precio muy costoso. Es mentira que ha habido políticas públicas de la ciencia en Venezuela.

¿Qué peligro avizora para la educación en el futuro cercano?
— Hay un proyecto político de dominación personalista en el país, no hay reflexión. El país seguirá en una inercia: al día siguiente de las elecciones de octubre del 2012 seguirá todo igual. Cualquier cosa que se diga sobre educación, no tiene validez. Las rutinas sociales seguirían siendo las mismas, el sistema escolar seguirán siendo mediocre. Los maestros venezolanos son pésimos, la escuela no tiene ninguna importancia, así como tampoco la familia. Si queremos transformar la sociedad venezolana, debemos comenzar desde ahora, plantear el futuro de un niño.

¿Universidades neoliberales?
El maestro Orlando Albornoz dice que el Gobierno actual acusa a la Cuarta República de haber instaurado universidades neoliberales. Pero aclara: “En materia académica, le puedo asegurar que no ha habido un solo Gobierno neoliberal en la academia venezolana. La academia venezolana ha habido una condición de capitalismo de Estado, no de neoliberalismo. Si se hubiera aplicado ese modelo, los profesores no tendrían esa masa de privilegios que tienen hoy”.