La educación en la antigüedad.
Renato Iraldi
Aún las civilizaciones más primitivas acostumbraban a introducir a los
jóvenes a la sociedad una vez adquiridos los conocimientos necesarios para la
vida en ella. En las sociedades primitivas estos conocimientos son los básicos
para que el joven pueda procurarse el alimento, sepa defender la comunidad de
los ataques que pueda sufrir de comunidades hostiles y tenga una clara noción de
sus deberes respecto a la sociedad que le proporciona el ambiente adecuado a su
desenvolvimiento. Al organizarse la sociedad sobre bases jurídicas se desarrolla
una técnica colectiva por medio de la cual una sociedad inicia a su nueva
generación en los valores y las técnicas que caracterizan la vida de su
civilización.
En el mundo antiguo observamos, en la educación, el reflejo
del paso progresivo de una cultura de guerreros - en la cual la parte dominante
de la educación estaba orientada a la formación del carácter, al desarrollo de
la fuerza física y a la habilidad en la guerra - a una cultura de escribas, en
la cual la educación contempla el aprendizaje de la escritura y ciertas
actividades relacionadas con el trato entre personas: arte y conversación. En
las ruinas de Mari, sobre el Éufrates, y en las de Ebla en Siria (III milenio
a.C.), se han encontrado salas cuya función era la enseñanza, y en ellas se han
encontrado tabletas de arcilla donde se pueden ver los ejercicios que realizaban
los alumnos. Esta enseñanza debía alcanzar sólo a pocas personas, hijos de
escribas y funcionarios del estado, así como a los hijos de la aristocracia.
Como método de enseñanza se usaría el que devendría clásico; un texto de origen
egipcio nos lo ilustra “Las orejas de los jovenzuelos están en las espaldas:
escuchan cuando se les golpea”.
En la Ilíada y la Odisea encontramos una cultura basada en una
aristocracia guerrera; sus héroes no son brutales guerreros de la prehistoria
sino caballeros en la guerra; con vicios, pero también con virtudes y valores;
bases, a partir de las cuales, el hombre adquiere y cultiva su dignidad. También
se enseña, en estas obras, el respeto a los ancianos, la ternura de la vida
familiar, la cortesía, - releamos los tratos de Telémaco y Penélope con los
pretendientes de esta última, a pesar de las tirantes relaciones existentes
entre las partes - cortesía que llega hasta la hora del combate a muerte con el
enemigo. También sabiduría y sagacidad: como comportarse, como reaccionar ante
lo inesperado, y sobre todo, como defender las propias opiniones.
Se enseña sobre todo a respetar al enemigo que muestra dignidad; en la
Ilíada el personaje protagónico, el que tiene una mayor carga de humanidad, es
precisamente un enemigo del ejército griego: Héctor, cuya figura, trágica,
sobresale aún por encima del más grande de los héroes mortales griegos: Aquiles.
El amor familiar, el respeto a la compañera (o compañero), el
deber de mostrarse digno frente a los hijos, y el deseo de tener una
descendencia que supere en dignidad a las generaciones anteriores lo podemos
encontrar en el pasaje de la Ilíada que se muestra en el
diálogo de Héctor con su esposa.
La figura del educador se
halla, en los antiguos mitos griegos, en Quirón; el centauro sabio, que se
encargó de la educación de Aquiles: caza, equitación, lanzamiento de la
jabalina, arte cortesano - como el uso de la lira - y hasta el arte médico. En
la Ilíada, al mandar una embajada a convencer a Aquiles a olvidar el rencor y
unirse a los griegos en la guerra, Néstor propone que se mande, junto con Ulises
y Ajax, también a Fénix, Vasallo del padre de Aquiles, que se encargó de la
educación de éste; apelando así, a la ternura entre maestro y alumno. "Tu no
eras sino un niño y no sabías nada del combate que no perdona, ni de los
consejos que buscan los hombres” le dice Fénix. Y más adelante: "Te crié
hasta hacerte cual eres, ¿oh Aquiles, reflejo de los dioses? Con cordial cariño;
y tú ni querías ir con otro al banquete, ni comer en el palacio, hasta que,
sentándote en mis rodillas, te saciaba de carne cortada en pedacitos y te
acercaba el vino. ¿Cuántas veces durante la molesta infancia me manchaste la
túnica en el pecho con el vino que devolvías? Mucho padecí y trabajé por tu
causa, y considerando que los dioses no me habían dado descendencia, te adopté
por hijo".
La figura del educador se halla, en los antiguos mitos
griegos, en Quirón; el centauro sabio, que se encargó de la educación de
Aquiles. Acuarela cortesía de Jotager. |
Los textos de Homero, aún después de Platón y los sofistas - con todas las
críticas que se le hicieron en esa época - serán los textos de base, para la
educación, durante toda la historia griega, haciéndolos un manual de ética y un
tratado del ideal griego.
En la Íliada notamos varios tipos
éticos diferentes: Héctor, el gran estadista, pacifista, valiente, con espíritu
de sacrificio por su comunidad y un alto concepto de sus deberes familiares; que
acepta y asume la responsabilidad de su alto cargo en la sociedad, y que
enfrenta con valentía su destino. Aquiles, que encarna el ideal moral del
perfecto caballero Homérico, eje fundamental de la ética aristocrática; el héroe
que todo lo hace por la gloria y el honor; sabe que su vida es corta y que
morirá poco después de la muerte de Héctor; así se lo ha revelado su madre, la
diosa Tetis, también sabe que no puede esperar ninguna consolación después de la
muerte; sin embargo, no duda en sacrificar su vida para vengar la muerte de su
amigo: Patroclo; no soportaría ni una huella de deshonor que lo pueda hacer
descender una grada de entre los héroes, que le pueda quitar la gloria de ser el
primero. Es una moral en la que se acepta el orgullo, el cual no es considerado
pecado, sino la conciencia real de la superioridad.
Ulises,
representando una ética cuya forma definitiva y actual se va a encargar
Maquiavelo de describírnosla enteramente; inteligente, pero sobre todo astuto,
puede incluso llegar a sacrificar valores de la moral ordinaria cuando se trata
del interés de estado, sabe convencer; es, largo en la promesa y corto en el
cumplimiento; es el tipo más común del hombre de estado moderno. Para nosotros,
poseedores de una conciencia afinada por siglos de humanismo cristiano, esta
ética nos resulta, en ocasiones, despreciable; pensemos en la diosa de la
sabiduría, Atenea, sonriendo indulgentemente ante la vileza del caballo de
Troya, truco particularmente exitoso de su bienamado Ulises.
Agamenón, rey supremo en la guerra, su fin es la de ser un general
victorioso y de proveer de botín a los pueblos que están bajo su mando, todo lo
debe sacrificar en pro de la victoria sobre el enemigo. Este tipo de ética va a
ser el blanco de las mayores críticas por parte de los intelectuales del siglo V
y IV a.C.; Agamenón - que debe sacrificar a su propia hija Ifigenia para lograr
que amaine la tempestad que no permitía salir la flota aquea y emprender la más
heroica de las fechorías de la historia - se toma como el protagonista de los
más crueles designios del destino, ultrajado en su lecho conyugal y asesinado
por el autor del ultraje en combinación con su propia esposa; sus hijas cargarán
con la mácula más deshonrosa concebible, el de ser matricidas.- El secreto de la
educación es, en Homero, el Paradigma el “ejemplo descollante”, de la misma
manera en que, en la educación de la edad media, era la imitación de Jesús.
Una educación, basada en valores, aún más importantes que la vida misma
debe condicionar esta cultura a ocupar el puesto mas elevado en la evolución de
la civilización.
En Esparta en el siglo VII a.C. la educación es
esencialmente militar, está dirigida a formar soldados, pero también se
practican los deportes: hípica y atletismo. En los Juegos Olímpicos, desde el
año 720 al 576 a.C., sobre 81 vencedores conocidos, 46 son espartanos; (Los
atletas espartanos competían completamente desnudos, en oposición al calzón
estrecho usado por los atletas de otras ciudades). Pero, la cultura espartana no
giraba sólo en torno a la cultura física; no se ignora al arte, el elemento
intelectual está representado por la música, que asegura la conexión a través de
la danza con la gimnasia y a través del canto con la poesía.
A
partir de aproximadamente el año 550 a.C. hay un endurecimiento en la política
espartana, la educación se detiene y vuelve atrás, predomina la enseñanza
puramente militar despojándose de la parte intelectual; ya no hay campeones
olímpicos (apenas 12 entre 548 y 400 a.C.. La educación estatal es obligatoria
para ejercer los derechos ciudadanos.
La educación espartana
comienza a los 7 años, de allí en adelante el joven pertenece al estado; la
educación, propiamente dicha, dura hasta los veinte años. Al muchacho lo
inscriben en brigadas, cuya jerarquía presenta muchas analogías con la jerarquía
de las brigadas de los muchachos exploradores (Escautismo); a los veintiún años,
el hombre entraba en la formación de los hombres hechos, debiendo satisfacer las
exigencias del estado totalitario. La danza, el canto coral, y el aprendizaje de
la escritura ocupan sólo un lugar secundario. Las hembras recibían una
educación, también, muy reglamentada, donde la música, la danza y el canto,
ocupaban un papel menor, concentrándose en la gimnasia. La hembra espartana
debía ser una madre fecunda en hijos vigorosos. La gracia de los años anteriores
cede, para dar paso a una concepción utilitaria y cruda. A partir de esta época
el alma griega se traslada a Atenas.